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En este blog comparto en primera persona cómo fue mi salida de España, qué me llevó a ello y como conseguí llegar a mi primer destino: Las Islas Maldivas. Tras un par de años de idas y venidas, mil aventuras y muchos sentimientos encontrados, mudarme a Australia se convierte en mi siguiente meta. Mi historia de amor y la superación a mí misma me llevan a concluir una maravillosa etapa en Sydney, y tras pasar por Singapur y España comienzo una nueva vida en Shanghai, China.

Esta es mi historia, es mi propia experiencia, y viajar por todo el mundo se ha convertido en mi día a día. En este blog narro viajes, aventuras y los itinerarios que he seguido, siempre elaborados por mi misma. Espero que os guste mi aventura por el mundo... y recuerda: ¡que no te lo cuenten!

Mi paso por Kuala Lumpur, Malasia

Mi vuelo desde Maldivas a Malasia salía de noche... El barco desde el resort hasta el aeropuerto salió de mi isla hacia Dhigu, a recoger a unos clientes que volvían a casa y en ambas islas me despedí de amigos y compañeros, con mucha pena de abandonar aquel lugar pero feliz por la experiencia que había vivido y la que iba a vivir en las próximas semanas. 

Cuando llegue al aeropuerto de Male lo primero que hice después de facturar todo el equipaje, que por cierto era mucho, y fui sentarme en el primer bar que vi a comerme un sandwich de bacon, huevo, queso y algo de lechuga y tomate, con una coca-cola grandísima y mucho hielo. No era precisamente el mejor sandwich que me he comido, pues el bacon era de ternera (país musulmán = el cerdo esta prohibido) y lo especian todo demasiado. Aún así lo disfruté bastante. 

El vuelo duraba algo mas de 4 horas y llegaba a Kuala Lumpur sobre las 6 de la mañana con la diferencia horaria, el vuelo me lo pase viendo un par de películas, ya que no podía dormir. 

Había decidido alojarme en "Frenz Hotel" situado en el Triángulo de Oro, la noche con desayuno incluido costaba unos 35 euros. Llevaba ya escrito el mejor modo de llegar al hotel después de haberme pasado días programando el viaje. Así que al llegar al aeropuerto, me subí al tren que me lleva hasta el centro de la ciudad y de ahí cogí un taxi hasta el hotel porque estaba demasiado cansada del viaje y iba muy cargada de maletas. 

La chica de la recepción era muy simpática y la primera pregunta que me hizo fue si viajaba sola. No le di mucha importancia a esto hasta que se convirtió en la frase que mas escuche durante todo el viaje, para lo cual me inventé varias respuestas.

Mi habitación era pequeña pero moderna, limpia y cómoda. Estaba tan cansada que nada mas llegar me di una ducha y me tumbé en la cama hasta la hora de comer. 



Vi las famosas Torres Petronas desde diferentes sitios y pase por parques y callejuelas llenas de verde, chicas que se cubren casi por completo y animales que descansan en cualquier parte. Malasia es un sitio donde la gente va a divertirse, de compras, de fiesta, a comer y beber… y todo con un tiempo envidiable. 

Es una ciudad barata y bastante segura, su gente es muy agradable por lo general y siempre intentan ayudarte o guiarte por la ciudad. No hay mucha gente del extranjero viviendo allí si lo comparo con otros países del sudeste asiático, aunque siempre hay gente de todos lados por todos lados.  





















Sus taxistas no quieren poner el taxímetro cuando inician una carrera, por lo que es normal pactar el precio antes de subirte al taxi, de otra forma, toca pelearse con ellos como le pasó a una servidora. Además de esto, tuve otra experiencia negativa en Kuala Lumpur una de las noches, intentaba volver al hotel caminando después de hacer turismo todo el día, cosa que yo no recomiendo si no se conoce el lugar. Como era de esperar me perdí y entre en los famosos "7Eleven" a preguntar por mi hotel, a lo que la chica fue muy desagradable y no me dio ninguna indicación.




Al salir de la tienda dos hombres se me acercaron y uno de ellos se ofreció a indicarme el camino, pero no solo me lo indicaba, sino que además me acompañaba, por lo tanto no me resultaba agradable, ya que el señor no tenía pinta de ser buena persona. Y efectivamente mi instinto no me falló, después de insistirle varias veces que no me acompañara y agradecerle su ayuda, casi a 30 metros del hotel me agarró del brazo y me dijo que le tenía que pagar con unos besos. Casi le pego con el puño cerrado en la cara... pero claro, como desconozco las normas y costumbres o reacciones de la gente según que situaciones, decidí mandarle a la mierda en español, soltarme bruscamente y correr hacia el hotel súper asustada. La chica de recepción me dijo que llamaría a seguridad, porque había visto la escena desde el cristal y que no me preocupara que estaría segura. Sin mas decidí olvidar aquel incidente y meterme en la cama después de una larga ducha y seguir planeando todo aquello que quería ver y hacer en estos lares. 

Por la mañana ya se me había olvidado mientras disfrutaba de un desayuno riquísimo en la terracita del hotel mientras me marcaba mis rutas para ese día. Kuala Lumpur es una ciudad bastante bonita, que tiene de todo y con muy buen ambiente, aunque no salí de fiesta ningún día  es algo que se podíia respirar en el aire. Hay muchísimos travestis y chicos muy muy afeminados... es muy divertido verles porque no tienen complejos y no les importa en absoluto lo que piensen los demás, van a la última moda y son súper simpáticos por lo general. 

Me quedé  con las ganas de irme a alguna de las islitas de alrededor, las islas de Malasia dicen que son preciosas pero como ya venía de Maldivas, me apetecía ciudad y algo diferente, así que dejaré la ruta por las islas para otro viaje, quién sabe. 


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