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En este blog comparto en primera persona cómo fue mi salida de España, qué me llevó a ello y como conseguí llegar a mi primer destino: Las Islas Maldivas. Tras un par de años de idas y venidas, mil aventuras y muchos sentimientos encontrados, mudarme a Australia se convierte en mi siguiente meta. Mi historia de amor y la superación a mí misma me llevan a concluir una maravillosa etapa en Sydney, y tras pasar por Singapur y España comienzo una nueva vida en Shanghai, China.

Esta es mi historia, es mi propia experiencia, y viajar por todo el mundo se ha convertido en mi día a día. En este blog narro viajes, aventuras y los itinerarios que he seguido, siempre elaborados por mi misma. Espero que os guste mi aventura por el mundo... y recuerda: ¡que no te lo cuenten!

Encuentro en Malasia... Todo un cambio en nuestras vidas

Cuando me iba de Maldivas, la situación en mi departamento era un poco caótica ya que mi jefa se había ido un par de meses antes al igual que mi compañera y mejor amiga Iryna. Teníamos a una persona que hacía lo que podía para dirigir nuestro departamento pero no había un sólo día que los sofocos no saliesen a la luz. Nos invadía una grandísima desorganización, y eso se veía reflejado en el carácter de cada uno. A eso le sumaba que yo estaba contando los días para marcharme de aquellas islas, y el tiempo cada vez iba más lento si es que aquello era posible. 

Había contactado con la agencia con la que hablé hacía ya dos años acerca de irme a Australia, todo seguía estando ahí, aún era posible, y sólo tenía que decidirme por la escuela donde quería estudiar, el tiempo que quería quedarme y la zona donde quería vivir. La misma chica maja de hacía dos años me ayudó en todo, sus consejos me sonaban a dulce melodía y toda la información que me facilitaba llegaba a mí en forma de pequeños cohetes de colores a los cuales me moría de ganas por sentir de cerca. Apliqué por mi visado, pagué una importante suma de dinero a la escuela australiana y casi me quedé sin ahorros para empezar esta nueva aventura, pero confiaba en que todo iba a salir bien... se dice que quien no arriesga no gana, y yo iba a seguir arriesgando, porque en experiencia, mi ganancia era incontable. 

Presenté mi dimisión en el hotel de Maldivas, al subdirector general ya que el director general era aún demasiado nuevo y me sentía más cómoda hablando con Matt. Matt es un chico australiano por cierto, muy simpático y noble, el cual si podía echar una mano, siempre estaba disponible. La noticia de mi marcha no le hizo mucha gracia, y obviamente quería saber mis razones. ¡BINGO! Yo no me había preparado esa respuesta en inglés... así que dejé que mi corazón hablase, me expresé lo mejor que pude y le dije que yo suponía que soy una persona ambiciosa y que sentía que en aquel lugar ya no podía aprender más... y quería ir un paso más adelante, ahora que ya el idioma no era una barrera, quería formarme académicamente para mejorar, para poder alcanzar metas mas altas... y allí me sentía atada... allí ya no podía escalar mas alto. Además de eso comenté la situación de desorden que había en mi departamento y que lo había decidido, me marchaba y era una decisión irreversible. 

En seguida vino el Director General y haciendo bromas me ofrecieron quedarme en un puesto superior. incluso me aconsejaron hacerme pareja de alguno de los chicos que hablaban inglés nativo y de esa manera no necesitaría estudios superiores... absurdo, sentí que todo aquello era absurdo, así que no les hice demasiado caso y me marché de la oficina. Yo daba por hecho que mi dimisión estaba presentada, y tenía fecha de salida... ellos podían seguir bromeando todo lo que quisiesen, pero la única chica que hablaba español se les marchaba ... lloviese o cayesen truenos. 

Después de una sencilla despedida con mis compañeros y amigos y un regalo maravilloso de manos de mi amiga Karen, llegó el día... tenía que decir adiós a Maldivas y aunque me daba pena, mi corazón estaba feliz... había superado una etapa muy dura de mi vida de una forma muy bonita... ¿El balance de mi paso por las islas? Ya lo haré en otro momento... no es hora de ponerse a pensar... 

Mi 28 cumpleaños se acercaba y no quería pasarlo sola en Australia o sin la opción de poder hacer algo diferente en Maldivas, así que como también necesitaba hacer unas compras antes de mudarme a Sydney donde era invierno, decidí pasar unos días en Kuala Lumpur en Malasia y luego irme a casa de Mike en Singapur. Le propuse a él que viniese a Malasia, y me acompañara esos días... desde Singapur esta cerca y así pasábamos mas días juntos, yo me marchaba por una larga temporada y al fin y al cabo, él y yo estábamos muy unidos. Mike aceptó, pero antes me habló de sus sentimientos, de lo que yo significaba para él  y que aunque siempre había estado ahí para apoyarme y para lo que necesitara, lo que él sentía por mí no había dejado de crecer y que sería conveniente que me decidiese acerca de nosotros. 

Lo que a mi me ocurría con Mike es que cuando le conocí yo seguía enamorada de mi ex, y me dirigía a España a reencontrarme con él aunque aquello fuese lo más estúpido que he hecho en mi vida y sólo sirviese para hacerme aún más daño. Mike me gustó desde el primer momento que le conocí, recuerdo que en nuestro primer encuentro estuve con una sonrisa permanente en la cara que hacía años que no me asomaba... Es divertido, atento, caballero... y con él no se puede parar de reír en ningún momento. Me devolvió aquello que perdí ... conocer a Mike me hizo ver que sí que hay gente maravillosa en el mundo y que por qué tenía que seguir soportando aquel calvario en el que yo vivía. 
Aún así... siempre mi respuesta fueron negativas, nunca acepté estar con él, porque desde el primer momento le fui sincera... no oculté mis sentimientos... y le dije que aunque no estuviese con mi pareja, mi corazón estaba destrozado y no era capaz de sentir nada por él ni por nadie. Necesitaba recuperarme de aquello... 

Mike siempre me respetó, y esperó meses y meses... más de un año... hasta que cuando nos reencontramos en Malasia, en aquel hotel de Kuala Lumpur donde le esperé a que llegara de un vuelo con retraso, supe que no quería separarme nunca más de él en cuanto le vi al abrir la puerta. Nos fundimos en un abrazo en el que los besos, las caricias y las caras felices por reencontrarnos de nuevo me hicieron sentir el corazón más fuerte y más vivo que nunca. Sabía que le quería... y sabía que quería estar a su lado... me sentía protegida, cuidada, aliviada, feliz, en paz... Y me limité a disfrutar de él todo lo que pude. 


Mike no daba crédito a lo que tenía... le costó mucho asimilar que era cierto que yo quería estar con él, que después de ser mi amigo más de un año, y quererme en la distancia obteniendo sólo negativas por mi parte, por fin mi corazón estaba sano y fuerte y le amaba. Fue entonces cuando empezamos nuestra historia de amor correspondida... disfrutando de unos días maravillosos en las calles de Kuala Lumpur donde la felicidad nos rebosaba por cada poro de nuestra piel... 


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