Vistas de página en total

En este blog comparto en primera persona cómo fue mi salida de España, qué me llevó a ello y como conseguí llegar a mi primer destino: Las Islas Maldivas. Tras un par de años de idas y venidas, mil aventuras y muchos sentimientos encontrados, mudarme a Australia se convierte en mi siguiente meta. Mi historia de amor y la superación a mí misma me llevan a concluir una maravillosa etapa en Sydney, y tras pasar por Singapur y España comienzo una nueva vida en Shanghai, China.

Esta es mi historia, es mi propia experiencia, y viajar por todo el mundo se ha convertido en mi día a día. En este blog narro viajes, aventuras y los itinerarios que he seguido, siempre elaborados por mi misma. Espero que os guste mi aventura por el mundo... y recuerda: ¡que no te lo cuenten!

Mi trabajo en Sydney … ¡Empieza la cuenta atrás!

Como ya he comentado en anteriores posts, en Sydney tenía dos trabajos. Me había arriesgado a que el gobierno me pillara haciendo "unas cuantas" horas de más, ya que por mi visado de estudiante, sólo se me permitía trabajar 20 horas semanales. Pero es que días antes de encontrar un trabajo de lo mío, me salió poder trabajar como "hostess" en un restaurante mexicano, donde desde el principio me sentí genial, me hice íntima amiga de mi jefa y tenía más libertad que en el hotel. 

En el hotel tenía un puesto de "Guess Relations Agent", casi lo mismo que hacía en Maldivas, pero esta vez el hotel era un sitio de negocios, todo lo contrario a mi anterior destino. Aquí la gente se alojaba por trabajo, la mayoría de los clientes repetían y venían de todas partes de Australia, había muy poco extranjero y en definitiva cuando estos clientes llegaban al hotel era por la tarde-noche después de una larga jornada de trabajo, con muy poca paciencia, cansados y sin ganas si quiera de sonreír. Así que no, no me gustaba mucho ir al hotel, ni siquiera mis compañeros eran majos, a excepción de uno de mis jefes (un chico más joven que yo de Nueva Zelanda), la encargada de mi departamento que tenía sus días (una alemana con todo lo que eso conlleva) y un chico tailandés que no soy capaz siquiera de pronunciar su nombre, trabajaba de botones, majísimo. 

El resto, pues había quien no me tragaba porque no era australiana, había quien no me tragaba porque venía de trabajar dos años en Maldivas, había quién no me tragaba porque era mona, y había quien no me trabaja ¡porque era nueva! Hubo días duros, hubo días que incluso me hicieron llorar. Mi chico siempre estaba ahí apoyándome cuándo esto pasaba… en la distancia claro. 

Así que como el hotel me sirvió para coger más experiencia profesional en otro continente, aprender mucho acerca de como trabajar bajo presión y sin compañerismo alguno y otros aprendizajes varios… voy a centrarme mejor en el restaurante, donde además de descubrir un nuevo sector, me lo pasé francamente bien y disfrutaba en cada jornada. 


Jessie, ella es una de las principales razones por la que me gustase tanto trabajar en aquel restaurante. Tiene un par de años menos que yo y es francesa… seria y profesional pero muy cariñosa y divertida. Me encantaba ir con ella de compras en nuestros pequeños descansos (por internet porque no daba tiempo a irnos lejos) y formábamos buen equipo en las horas de más trabajo. Compartíamos la misma opinión acerca de los otros trabajadores y en definitiva, fuimos amigas desde el principio. 

Mi función en el restaurante era dar la bienvenida a los clientes, sentarlos y explicarles el menú. No te das cuenta de lo poco conocido que es algo, hasta que te alejas de su lugar de origen, me explico: La comida mexicana es algo conocido mundialmente, y a casi todo el mundo le gusta. En este restaurante descubrí, la auténtica comida mexicana, ya que nuestro chef Gustavo venía de México. Pero es cierto que muchos platos se adaptan al paladar de los que viven en el país al que traes tu cultura. La comida que Gustavo se preparaba para él mismo, era mucho más picante, por poner un ejemplo, que la que servía en el restaurante. Me pareció muy curioso que tuviésemos cosas españolas como churros o chorizo a la llama en el menú… ¿o es que acaso no son propios de nuestra cocina?



Sea como fuese, trabajar en el restaurante además me permitía gastar poco en comida, ya que siempre me llevaba la cena a casa, y cuando hacía jornada completa desayunaba y comía allí. Todo un alivio para mi bolsillo, ya que Sydney es caro no, carísimo para comprar. Por poner un ejemplo, una mini barra de pan cuesta unos 7€ al cambio… claro está que dejé de comer pan durante mi estancia en Australia.

Pero volviendo a mi trabajo, además tengo que decir que incluso salí varios días de fiesta con mis compañeros, teníamos un ambiente muy bueno.  Uno de mis favoritos era Oskan, un chico turco un poco mayor que yo, alto y atractivo. Trabajaba en la cocina, súper tímido a la vez que gracioso. Era como un niño pequeño, muy inocente, me encantaba hablar y reírme con él. Siempre intentaba agradar a todo el mundo, súper dulce. También tenía a su novia fuera de Australia, por lo que a veces compartíamos aquellos sentimientos que los que nos rodeaban no entendían. 

Y sin darme cuenta se acercaba la hora. Apenas tuve 3 semanas sin clases hasta que viniese Mike, pero no dejé de trabajar hasta el día anterior. Avisé con 15 días de que me iba, en ambos sitios, y del hotel pues no tengo nada que destacar, ya que simplemente me quitaron de la plantilla y punto, apenas hablé con nadie de mis planes o de mi salida del equipo, así era la "buena" relación que teníamos allí. 

Pero del restaurante… del restaurante me podría pasar escribiendo días y días. Unas semanas antes de yo decir que me iba, les recomendé a mi amiga Natt para que se viniera a trabajar como camarera, pues una de las chicas se iba y necesitábamos a alguien. Fue un periodo de cambio que casi nos vuelve a todos locos, el restaurante cambió de dueño, el chef ya no mandaba en la cocina, el director pasó a mandar sobre los empleados y apenas teníamos personal. Todo aquello repercutió en los clientes e inevitablemente en todos nosotros, así que sinceramente, me fui en el mejor momento. 

Cuando se lo dije a Jessie no se lo podía creer, me abrazó y nos emocionamos mucho, me había convertido en un gran apoyo para ella… tanto que debido a la situación en la que estaba el restaurante, ella se fue a las pocas semanas de mi salida y me pidió consejo acerca de como escribir su carta de dimisión y qué papeleo tenía que gestionar.

Yo solo me quedo con lo positivo, pues hice grandes amigos, comí fenomenal, aprendí muchísimo y en definitiva me lleve una gran experiencia. 

Una de las mañanas antes de dejar el trabajo, iba en el autobús camino de la playa de Bronte Beach para encontrarme con mis amigas Natt y Camila. Íbamos a pasar un día de playa de chicas y me apetecía muchísimo. En aquel momento me pasó algo curioso… llevaba mucho tiempo sin saber de mi ex, y justo esa mañana se interesó por mi, me dijo que se había enterado que tenía pareja y que se alegraba mucho por mi y que me deseaba lo mejor, pero que por favor no volviésemos a tener contacto, pues aquello le haría daño. 

Tengo que reconocer que me dolió mucho escucharle, pues jamás quise hacerle daño y él ha significado todo para mi durante muchos años de mi vida, pero … yo estaba feliz, quería a Mike y estaba segura de que era lo que quería, no había sido tan feliz desde no recuerdo cuando. Así que no le pude decir otra cosa que por supuesto contara conmigo si lo necesitaba y que no mantendríamos contacto alguno, sería lo mejor para ambos. Me invadió una tristeza enorme cuando colgué aquel teléfono, pues le notaba mal, pero su tren ya había pasado y yo lo había intentado todo. Tenía que quitarme cualquier pensamiento de mi ex porque no era justo para mi, y mucho menos para Mike. 

Estaba llegando a la playa cuando recibí un mensaje, el cual prefiero plasmar aquí: 



Mike había pedido a nuestra gente, a algunos de mis amigos, a su propia madre… que le mandaran una foto con un 10 y me hizo esto… ¡10 días para vernos! Recuerdo que me puse a llorar como una idiota y  me di cuenta por qué y cuánto quiero a este hombre. 


Leer post anterior                                 Leer siguiente post

No hay comentarios:

Publicar un comentario